Buenos y esperados días.
Cuando somos pequeños y estamos en casa con nuestros padres todo resulta más fácil de hacer. Dejas la ropa en una silla y aunque allí se puede tirar mucho tiempo, de repente llega el día en el que ha pasado "el duende" y esa misma ropa aparece limpia, planchada y doblada.
La historia empieza a cambiar cuando te vas a vivir con amigos, compañeros, parejas o te vas solo... Dejas la ropa en la silla y lo único mágico que ocurre es que el montón de ropa sigue creciendo hasta llegar a alturas insospechadas.
¿Y si la metieras en una bolsa a primera hora de la mañana y cuando llegues a casa después de un día duro la ropa estuviese limpia, planchada y doblada, como si ese duende hubiese vuelto a aparecer?
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